Sras. y Sres. Con ustedes, la novia misteriosa definitiva
Esta temporada es diferente, y lo es en un nivel que no habíamos visto en los años previos, que aun cuando presentaban diferencias frente al mainstream, el fenómeno se limitaba a escasos títulos, insuficientes para delimitar la tendencia de un bloque trimestral completo. Se habla mucho acerca de los títulos post 2005, situando a las series del primer lustro del S. XXI en un limbo, una frontera abierta conectada aún con la gloria nostálgica de los 90’s, a través de signos, temas y diseño casi como un lenguaje de intercambio como el pidgin. Estas series iban un paso más allá en la animación, hacían más uso de lo digital, pero conservaban el viejo espíritu del siglo pasado. Esto es de conocimiento público, las viejas generaciones se lo recordamos constantemente a las nuevas, y estaba claro que hay una barrera infranqueable en ese año. Sin embargo, esto no impediría el tributo, la revisión del pasado y su reinterpretación; no hablamos de rendirle tributo mediante las referencias si no de entenderla a través de la mejor forma, es decir, compartir el espíritu que las creó, la originalidad.
La decadencia argumental ha pasado por varias etapas y se renueva cada cierto tiempo; a veces es una tendencia y otras veces solo una rareza, pero aún así, se acepta que la calidad de las historias y de la narración decrecen en el presente a merced de la rentabilidad. Esto es completamente lógico y no se discute en una sociedad de libre mercado. No obstante, nos ha tocado una temporada que se opone a esas tendencias y aglomera, quizás como nueva tendencia – el ataque de los deleznables hipsters –, títulos con potencial, interés o genialidad, llevando nuestra afición que por momentos se torna cansina y monótona, a un resort de sorpresas gratas, capaz de convencernos a sumirnos en un viaje sin ataduras por el puro goce de la expectación. Títulos como Uchu Kyoudai, Tsuritama, Sakamichi no Apollon, Zetman, Sankarea y por su puesto Nazo no Kanojo X se conectan con los espectadores mayores inmediatamente y gustan a las nuevas generaciones por su originalidad y compromiso. La solidez de un título es importante, pero su santo grial es cómo se cuenta.
Nazo no Kanojo X, es una serie basada en el manga homónimo de Riichi Ueshiba, quien editó la historia inicialmente como un one-shot en el 2004, para luego serializarla en la revista Afternoon de Kodansha desde el 2006 hasta el presente. Nos cuenta esencialmente una historia de la pareja formada por Akira Tsubaki y Mikoto Urabe, la chica misteriosa X del título, quienes llevan una relación poco convencional al estar vinculados por la saliva de Urabe. Hasta aquí la premisa, común hasta cierto nivel. La extrañeza, rareza y la ruptura de las convenciones en un título con romance se hace tangible en el tipo de relaciones que se establecen desde las perspectivas opuestas del normal y primerizo Tsubaki y la extraña Urabe – una base recurrente en el anime – con la saliva como agente adictivo. Tsubaki es adicto a la saliva de Urabe y su relación da inicio como un acto de dependencia, casi de inmediato y a la par de la aceptación y fascinación por el mundo que representa Urabe, la estudiante transferida clásica, pero más anormal de lo que usualmente vemos (extraterrestres, mágicas, fantasmas, viajeras del tiempo, etc.). De hecho, a Urabe se la califica de rara, tenebrosa, de aire psicópata, ya que su diseño está hecho para reforzar esa idea (un cerquillo que le cubre completamente los ojos). Esto incita al espectador a asumir los roles dentro de esta ficción, para calzarlos en el sistema de valores propio, y luego tornarlo en algo opuesto, pues aquí lo raro es fascinante, es obsesivo, es un deleite visual y sensorial cuyo umbral es líquido, viscoso y cristalino.
El sexo y sus analogías son las mieles del proceso de crecimiento, es la evolución en fases hacia la adultez, donde los sinsabores son tan importantes como el placer de la exploración propia y ajena. Es un proceso lúbrico, pausado por momentos, pero en esencia demoledor, con ansias y hambre; ese afán demoníaco de querer devorar el mundo, inicialmente para entenderlo, para hacerlo suyo y pertenecer a él. Nazo no Kanojo X apunta a eso en forma de espectáculo, valiéndose de la sorpresa y de la rareza como herramienta. En su primer episodio se introduce una cantidad enorme de simbolismos, doblesentidos, guiños y pretextos para exaltar las reacciones del protagonista fuera de la cuarta pared. De hecho, es un título bastante sensorial, y aunque la fluidez de las secreciones no sean brillantes ni exageradas en cuanto a la animación, son eficientes medios probatorios de la fuerza de su premisa: la saliva como referente sexual, vivo principio activo y pulsante equivalente casi a la sangre para los vampiros del romanticismo.
La serie cuenta con un diseño peculiar, el trazo utilizado no es de los más convencionales en estas épocas; por el contrario, evoca a esas series de transición de inicio del siglo. En lugar de adaptar el diseño para su animación se decidió respetar el arte del manga original, en una decisión acertada, pues este principio visual es un elemento importante en el conglomerado conceptual de la serie. Incluso el temor o la desconfianza al saber que el estudio a cargo sería Hoods Entertainment (Seikon no Qwaser) prácticamente ha desaparecido, ya que se ha podido comprobar con su estreno que no solo las escenas de fan service están a buen recaudo (el panty shot previo a los tijeretazos es una obligación), sino que el producto total está cuidado al máximo. Buena banda sonora, excelente narración, buen diseño y desarrollo excepcional son palabras que describen perfectamente este trabajo. Sin duda el mérito es de la historia y su manga original, un manga que aunque no ha ganado premios aún, posee el favor de la crítica especializada y resulta la delicia semanal de sus seguidores y ocasionales.
La serie se deja querer (amar con pasión de hecho), envuelve al espectador en un vaivén de sensaciones y secuencias que pueden ir desde el mundo onírico del onanismo de Tsubaki a lo fantástico de la esencia de Urabe y su dominio sobre las secreciones; de las reacciones de Urabe que rozan con habilidades sobrenaturales hasta la estoicidad de Tsubaki-kun; a quien en oposición a los demás protagonistas masculinos de series harem, no le pedimos celeridad porque el espectáculo que representa Urabe se disfruta de forma progresiva, lenta y expectante. La chica misteriosa X, es la novia de la temporada – y no me refiero a esa costumbre de elegir waifus, Urabe es más que eso –, la serie que promete unificar el romanticismo adolescente con tintes sobrenaturales de iniciación sexual con las masas. Sin duda, Urabe es la novia misteriosa definitiva.
Los hombres las prefieren locas. Al menos yo sí
La decadencia argumental ha pasado por varias etapas y se renueva cada cierto tiempo; a veces es una tendencia y otras veces solo una rareza, pero aún así, se acepta que la calidad de las historias y de la narración decrecen en el presente a merced de la rentabilidad. Esto es completamente lógico y no se discute en una sociedad de libre mercado. No obstante, nos ha tocado una temporada que se opone a esas tendencias y aglomera, quizás como nueva tendencia – el ataque de los deleznables hipsters –, títulos con potencial, interés o genialidad, llevando nuestra afición que por momentos se torna cansina y monótona, a un resort de sorpresas gratas, capaz de convencernos a sumirnos en un viaje sin ataduras por el puro goce de la expectación. Títulos como Uchu Kyoudai, Tsuritama, Sakamichi no Apollon, Zetman, Sankarea y por su puesto Nazo no Kanojo X se conectan con los espectadores mayores inmediatamente y gustan a las nuevas generaciones por su originalidad y compromiso. La solidez de un título es importante, pero su santo grial es cómo se cuenta.
Nazo no Kanojo X, es una serie basada en el manga homónimo de Riichi Ueshiba, quien editó la historia inicialmente como un one-shot en el 2004, para luego serializarla en la revista Afternoon de Kodansha desde el 2006 hasta el presente. Nos cuenta esencialmente una historia de la pareja formada por Akira Tsubaki y Mikoto Urabe, la chica misteriosa X del título, quienes llevan una relación poco convencional al estar vinculados por la saliva de Urabe. Hasta aquí la premisa, común hasta cierto nivel. La extrañeza, rareza y la ruptura de las convenciones en un título con romance se hace tangible en el tipo de relaciones que se establecen desde las perspectivas opuestas del normal y primerizo Tsubaki y la extraña Urabe – una base recurrente en el anime – con la saliva como agente adictivo. Tsubaki es adicto a la saliva de Urabe y su relación da inicio como un acto de dependencia, casi de inmediato y a la par de la aceptación y fascinación por el mundo que representa Urabe, la estudiante transferida clásica, pero más anormal de lo que usualmente vemos (extraterrestres, mágicas, fantasmas, viajeras del tiempo, etc.). De hecho, a Urabe se la califica de rara, tenebrosa, de aire psicópata, ya que su diseño está hecho para reforzar esa idea (un cerquillo que le cubre completamente los ojos). Esto incita al espectador a asumir los roles dentro de esta ficción, para calzarlos en el sistema de valores propio, y luego tornarlo en algo opuesto, pues aquí lo raro es fascinante, es obsesivo, es un deleite visual y sensorial cuyo umbral es líquido, viscoso y cristalino.
El sexo y sus analogías son las mieles del proceso de crecimiento, es la evolución en fases hacia la adultez, donde los sinsabores son tan importantes como el placer de la exploración propia y ajena. Es un proceso lúbrico, pausado por momentos, pero en esencia demoledor, con ansias y hambre; ese afán demoníaco de querer devorar el mundo, inicialmente para entenderlo, para hacerlo suyo y pertenecer a él. Nazo no Kanojo X apunta a eso en forma de espectáculo, valiéndose de la sorpresa y de la rareza como herramienta. En su primer episodio se introduce una cantidad enorme de simbolismos, doblesentidos, guiños y pretextos para exaltar las reacciones del protagonista fuera de la cuarta pared. De hecho, es un título bastante sensorial, y aunque la fluidez de las secreciones no sean brillantes ni exageradas en cuanto a la animación, son eficientes medios probatorios de la fuerza de su premisa: la saliva como referente sexual, vivo principio activo y pulsante equivalente casi a la sangre para los vampiros del romanticismo.
La serie cuenta con un diseño peculiar, el trazo utilizado no es de los más convencionales en estas épocas; por el contrario, evoca a esas series de transición de inicio del siglo. En lugar de adaptar el diseño para su animación se decidió respetar el arte del manga original, en una decisión acertada, pues este principio visual es un elemento importante en el conglomerado conceptual de la serie. Incluso el temor o la desconfianza al saber que el estudio a cargo sería Hoods Entertainment (Seikon no Qwaser) prácticamente ha desaparecido, ya que se ha podido comprobar con su estreno que no solo las escenas de fan service están a buen recaudo (el panty shot previo a los tijeretazos es una obligación), sino que el producto total está cuidado al máximo. Buena banda sonora, excelente narración, buen diseño y desarrollo excepcional son palabras que describen perfectamente este trabajo. Sin duda el mérito es de la historia y su manga original, un manga que aunque no ha ganado premios aún, posee el favor de la crítica especializada y resulta la delicia semanal de sus seguidores y ocasionales.
La serie se deja querer (amar con pasión de hecho), envuelve al espectador en un vaivén de sensaciones y secuencias que pueden ir desde el mundo onírico del onanismo de Tsubaki a lo fantástico de la esencia de Urabe y su dominio sobre las secreciones; de las reacciones de Urabe que rozan con habilidades sobrenaturales hasta la estoicidad de Tsubaki-kun; a quien en oposición a los demás protagonistas masculinos de series harem, no le pedimos celeridad porque el espectáculo que representa Urabe se disfruta de forma progresiva, lenta y expectante. La chica misteriosa X, es la novia de la temporada – y no me refiero a esa costumbre de elegir waifus, Urabe es más que eso –, la serie que promete unificar el romanticismo adolescente con tintes sobrenaturales de iniciación sexual con las masas. Sin duda, Urabe es la novia misteriosa definitiva.
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1 comentarios:
Estoy de acuerdo con tu crítica; en verdad me he llegado a enamorar del anime, como quisiera que siguieran con una segunda temporada :D, aunque sé que tardaría en salir así que me estoy leyendo todo el manga; de verdad que me a encantado su historia.
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