` Arakawa Under the Bridge episodio 1 (emitido el 04/04/2010) ~ Proyecto Nihon

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miércoles, 21 de abril de 2010

Arakawa Under the Bridge episodio 1 (emitido el 04/04/2010)

Argumento: Ichinomiya Ko es un ciudadano modelo, un individuo perteneciente a la elite, con una formación privilegiada y un sentido del deber único, pues pagó sus estudios con sus propios ingresos, incluso siendo heredero de la acaudalada familia Ichinomiya – familia que inculca como base el no deberle ningún favor a nadie. Por esta razón, se considera lo suficientemente digno como para no entrar en pánico ante su accidente; y es que un grupo de vándalos adolescentes le quitó los pantalones y los ataron a la viga de un puente. Ante esta situación y considerando que aparentemente no hay quien lo vea, decide subir para recuperar su prenda, pero una joven se percata del hecho; tras un intercambio de palabras sobre la naturaleza “exhibicionista” de Ko y su negativa a recibir ayuda, en su ascenso por el puente, este cae al mar al desprenderse una viga en construcción. La joven lo salva del agua y allí empieza el martirio de Ko, pues aquella acción entra en conflicto con su principio de no deberle nada a nadie; le ofrece entonces alguna compensación para saldar su deuda, pero la joven que se presenta como Nino la rechaza. Esto provoca un ataque asmático en Ko quien padece de estos síntomas cada vez que su nivel de estrés se incrementa, casi siempre relacionado con las deudas para con los demás. Así, Nino le propone – no sin antes revelarle que proviene de Venus y que vive bajo el puente – que una forma de compensarla es que se convierta en su pareja. El joven elite no tiene más que aceptar la propuesta bajo sus principios y se ve obligado a vivir con la extraña muchacha quien para concretar las formalidades lo lleva a conocer al “jefe” de la zona, un sujeto sospechoso disfrazado con traje de Kappa – y que realmente cree ser uno, tal como Nino cree ser de Venus - quien desata la ira/sorpresa/incomodidad/alteración de Ko, al ser aquel personaje la confirmación de que todos los habitantes de esa zona están completamente dementes.

Ko Ichinononomiya (perdón, tartamudeé), haciendo gala de su
antirracismo. Zetsuboshita!


Impresiones: Uno de los grandes y recurrentes errores del colectivo es relacionar una obra con su inmediata predecesora “espiritual” o “consanguínea”, debido a que en los vínculos que pueden parecer evidentes, incluso en lo mínimo, el factor radical – en su contexto de raíz, y origen común – se tergiversa a merced del desconocimiento o de lo antojadizo. Es cierto que los mecanismos asociativos del pensamiento humano identifican una imagen fijada bajo determinadas circunstancias – felices o traumáticas – con otras en apariencia o esencia semejantes, pero este fenómeno se produce debido al principio de cierre que la Gestalt planteó. El “cierre” es un proceso que ocurre cuando el objeto analizado carece de un fin, de un término, de una conclusión, y la mente en compensación atribuye un significado a esa carencia, cerrando el círculo. No obstante, esta acción puede devenir en acierto o error, pues es con preconcepciones que el observador completa esa parte faltante del objeto observado, atribuyendo a partir de su experiencia el significado de círculo cuando existe la posibilidad de que aquel objeto posea forma irregular y no sea geométricamente perfecto o reflejo de la imagen preconcebida. Aunque producido casi involuntariamente, este fenómeno funge de compensador para cubrir la incapacidad de percibir algo en su forma completa y reducir así, la incertidumbre ante la irregularidad. Este hecho es la causa o quizás la analogía perfecta para analizar las reacciones provocadas en el gran público tras el visionado del primer episodio de la serie que nos ocupa, Arakawa Ander the Bridge, la más reciente producción del estudio Shaft. Sobre esto, muchos han dicho que el referente a su trabajo previo, Bakemonogatari, es ineludible y en el nivel más bajo que resulta un plagio descarado. No nos ocuparemos del sector que carece de fundamentos para enarbolar un argumento así bajo la expectativa de presenciar un shoujo en toda regla o una serie en clave de fórmula, pero sí de lo que en diversos niveles se ha dicho, la relación directa con la obra anterior de Shinbo.

La siguiente frase es "Hazlo o lloraré. Escupiré mi leche y lloraré"...
Menudo ejemplo paterno, con razón los psicoanalistas tienen trabajo aún

Bakemonogatari significó otro de los éxitos del estudio, llevando a la sublimación los recursos estéticos como resultado de la experimentación a través de géneros y títulos previos; poseía además un desarrollo lo suficientemente balanceado como para satisfacer las expectativas de más sectores – pues sorprendentemente hay quienes no toleran sus adaptaciones de las obras de Kouji Kumeta y Hekiru Hikawa – siendo de visionado obligado durante la temporada de verano del pasado 2009 en adelante, más aún tras su elección como mejor serie del año. Este es el precedente para encontrar ahora opiniones que relacionan a esta adaptación del manga de Hikaru Nakamura – autor de la desternillante y religiosamente (en lugar de políticamente) incorrecta Saint Onisan o Saint Young Man – con la adaptación de la obra de NisiOisin – también responsable de Katanagatari. Líneas arriba hablamos de la incapacidad que cubre el principio del cierre y es que el espectador que la relaciona o la cuestiona por sus semejanzas con Bakemonogatari, evidencia fácilmente su carencia de referentes y lecturas. Aquellos seguidores de las obras dirigidas o supervisadas por Shinbo sabrán que el patrón a seguir es más una marca característica que una tendencia, un estilo más que un sinsentido gratuito, casi un principio en lugar de una mala costumbre. Por tanto, los juegos de luces, los claroscuros, los carteles, las viñetas, las expresiones, los primeros planos, los movimientos de los personajes, la clave de humor y finalmente los seiyuus, forman parte de ese principio o “idealismo” del grupo; hecho que en definitiva no ata a otra producción bajo el lazo del autoplagio. Sólo alguien con “carencia de luces” podría justificar una relación de ese tipo porque cada obra es independiente tanto por sus orígenes como por su tratamiento y valerse de otra obra excediendo la referencia para criticarla carece de valor. Dejando en claro este punto, pasaremos a analizar el primer episodio.

Ah, qué debo decir ¿Love is in the air? No, mejor
Maaya Sakamoto is in the air...

Siguiendo una premisa de relativa sencillez, con desencadenantes o gags como soporte y complemento, la trama debe plantear la problemática desde el protagonista con un punto de vista único, pero introductorio. Por esta razón el personaje principal introduce al espectador a través de su visión, guiando incluso – obsérvese la sincronización inicial de los parpadeos de Ko con los cuadros del puente – y marcando pautas para el enfrentamiento con cada una de las situaciones planteadas, tanto las realistas como las absurdas. Este método no solo ayuda a entender el mundo del personaje y conseguir la vinculación con los las costumbres modernas socialmente aceptadas, sino que prepara el escenario para la confrontación con lo irreal. Ko es un protagonista particular, tanto como cualquiera, su peculiaridad radica en que está por sobre el estándar social en cuanto a lo material, su discurso también es grandilocuente y excesivo, con tendencias a la exageración y a la sobreactuación. También, es un personaje paradójico, pues la más férrea educación de principios no justifica del todo los métodos tradicionales de la familia Ichinomiya – el padre ataviado con accesorios de bebé demandándole una retribución por el cuidado que le dio cuando niño es el mejor ejemplo –, sean pedagógicos o sociales – la corbata que incluso en el manga goza de primeros planos, no es el mejor símbolo a exhibir como herencia de línea familiar, más acorde a su estatus podría ser una joya. La anomalía que se percibe es entonces adrede, y trata de maximizar el impacto de su caótica relación con los personajes que habitan debajo del puente; se nos pone así en la prerrogativa de asimilar el shock del protagonista que por más que incremente sus revoluciones discursivas y emocionales – Hiroshi Kamiya dirigido por Shinbo es especialista en esto como puede verse con Nozomu Itoshiki y Araragi Koyomi – no representa más que la mínima expresión comparado a lo bizarro de los otros personajes. Es curioso que un protagonista de tipo reactivo ante lo absurdo se presentara con las formalidades de un registro serio, quizás por eso durante los primeros minutos su interpretación se percibe endeble. Afortunadamente, la introducción completa al grupo con el cambio de nombre, que es un acto más que simbólico, garantiza la mengua de ese falso actuar, poco similar con la naturaleza del conjunto y de sus propias reacciones.

Sí, y lo mismo debió pensar Ultraman cuando los monstruos espaciales
se reían tras darse cuenta de la cremallera de su traje


La animación, probablemente por el registro de la historia no posee los habituales recursos de Shaft, al menos no en dosis industriales, porque hay carteles, claroscuros, giros, paisajes, tipos diferentes de animación, pero estos no ejercen presión sobre la historia. Aquí los recursos artísticos y plásticos del estudio sirven de complemento en el más bajo de los niveles y no se despliegan per se, pues el eje es la relación de Ko y Nino mientras que los bizarros personajes son las revoluciones de parte de la comedia y del nonsense. Arakawa Ander the Bridge es una serie en la que no se va a experimentar, al menos por ahora ya que su nivel de profundidad no demanda florituras de vanguardia ni preciosismos cromáticos (véase Sayonara Zetsubou Sensei y Bakemonogatari respectivamente). La paleta de colores usada tiene una preponderancia cálida en lo más destacable, aunque su gama de fríos es más estándar haciendo la suma de un nivel medio; el preciosismo está allí, en menor grado, pero está, porque la naturaleza conversacional es prioridad. Esta animación aunque no maximice los sellos característicos del estudio se reconoce de inmediato, o bien por sus obras previas o bien por su contexto, pero en definitiva no se debe hablar sobre una animación post Bakemonogatari porque como dijimos lo primordial aquí es el discurso y su narrativa. Considerando que se construye a partir de reacciones, la narrativa y la velocidad de exposición se incrementan a medida que se exponen los hechos y corren los minutos – o viñetas en el caso del manga –; cada unidad de tiempo cuenta en la aceleración de interpretación como en la capacidad reactiva. Se pasa del soliloquio, al comentario, al diálogo y la voz en off, al recuerdo como a las principales figuras personales con una velocidad que marca el giro de lo absurdo respaldado por la velocidad de las viñetas, porque a partir de ese cambio e introducción al mundo del sinsentido la serie se divide hasta en nueve sub-episodios con rótulos incluidos, validando la afirmación que prioriza la trama frente a lo visual.

La diferencia entre la realidad y la ficción. En la vida real
no sería necesaria esta frase, ¿verdad señoritas?

Finalmente, la gama de personajes usados en el universo de Shaft se enriquece esta vez con una fémina, pues si bien Ko es hasta ahora el protagonista y primer personaje identificable, su registro es similar al de los personajes de Kamiya mencionados antes. Nos referimos a Nino, interpretada por la gran seiyuu – y fantasía sexual vocal de muchos, incluido yo – Maaya Sakamoto en un registro suave que vimos desarrollado con amplitud en las películas de Kara no Kyoukai; claro, aquí el halo de ligereza y desinterés en cada frase se nota más opaco – y sin toques tsundere –, porque el personaje lo demanda. Este acierto para el casting no solo ofrece una interpretación vocal que resulta una delicatessen sino que dentro de su minimalismo en el diseño de personajes, la falta de expresión – por más contradictorio que parezca – de Nino se anima formidablemente expresiva. Cada giro, paso, mirada, reacción o ligera inflexión que requiere de un mínimo esfuerzo gráfico logra un performance único y completo; este es un personaje que desvinculado de su contexto argumental resulta logrado, con la voz adecuada y con una personalidad perfecta para el caso – no compararla con Hitagi Senjōgahara quien posee un registro totalmente diferente, con las vibras del nuevo arquetipo de tsundere –, es decir es un personaje que sirve a su función, no excede las expectativas con creces, pero las cubre eficientemente. Este primer episodio evoluciona con el correr de los minutos y mejora mucho durante su visionado, en particular cuando da prioridad al giro y a la subversión; en un análisis profundo, como vimos, adolesce de los referentes barrocos marca Shaft, pero no le quita peso a la otra especialidad del estudio, la comedia absurda. Esta no es sólo una serie para aficionados del estudio y director, sino una para quienes puedan disfrutar de comedia veloz de reacciones, ya que por momentos llega incluso a recordar a Sexy Commando Gaiden: Sugoiyo! Masaru-san, lo cual es decir mucho. ¿Podemos decir que es la comedia alternativa de la temporada? Ya lo veremos con los demás episodios.

Esta última imagen es un montaje y puro service, interprétenla
(¡No te detengas Sakamoto sama!)

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