` Canaan Episodio 4: Oscurece (kure nazumu - 呉れ泥む) Emitido el 25-07-2009 ~ Proyecto Nihon

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miércoles, 10 de marzo de 2010

Canaan Episodio 4: Oscurece (kure nazumu - 呉れ泥む) Emitido el 25-07-2009

Argumento: Tras el involuntario rechazo de María hacia Canaan por el asesinato del borner, la relación de ambas continúa inestable, por lo que permanecen separadas. El aislamiento les permite evaluar sus emociones y memorias, en las que cada una recuerda lo mejor de su amistad y su infancia, respectivamente. El pasado de Canaan se presenta marcado por el exterminio de su ciudad y el rescate de Siam, un mercenario que tras descubrir su habilidad sinestésica la entrena y se convierte en su familia. A su vez, esos recuerdos evidencian la importancia para la protagonista de los vínculos con otras personas, pues el primer encuentro con Alphard tiene como trágico desenlace el asesinato de su protector y maestro. Mientras tanto, Yuri y Santana intercambian información que revela la responsabilidad de este último en la desaparición de la ciudad natal de Canaan. Minoru logra descubrir en sus pesquisas la naturaleza de las marcas aparecidas en los borners, ocasionadas por dilataciones de vasos sanguíneos relacionados con el virus UA. Aún sumida en un estado de depresión, María se expone al peligro nocturno de la ciudad del que es salvada por Yun Yun, con la que termina entablando amistad. Cegada por la ira tras recordar su pasado, Canaan sigue a Alphard hasta una fiesta ofrecida para empresarios relacionados con la cumbre antiterrorista y el Estado Chino, reunión en la que Hebi participa bajo la fachada de la agencia oficial de protección de la cumbre. Alejadas de las miradas de los asistentes, ambas mercenarias se enfrentan, quedando Canaan derrotada y humillada por Alphard, quien tras la intervención de la policía la deja escapar.



La aparición de Alphard en ese vestido en todo el episodio
obliga al televidente a correr por un doujinshi


Impresiones: Habiendo realizado la presentación de personajes del caso, la exposición de la premisa y la delimitación del universo en el que se desenvuelve la historia, este episodio, conclusión del primer tercio de la serie empieza a ofrecer contenidos relevantes de manera profusa; no obstante sin sacrificar la peculiar estrategia que junto a la dosificación de datos se esforzó por mantener. Nos referimos a las secuencias gratuitas que como ya mencionamos van desde la comedia con guiños hasta el típico, que no tradicional – pues el seinen en el que oscila Canaan no termina por asimilar estas características –, service. Si bien la dosificación de información cumple la función de generar expectativas, su uso no debe prolongarse demasiado ya que incurría en el facilismo de lo gratuito y desaprovecharía la medianamente rica base argumental adaptada del escenario de Nasu Kinoko. Este último comentario es fundamental, y esclarecedor al relacionar cualquier análisis con la producción creativa de las cabezas de Type-Moon, porque si bien no se plantea una historia a la sombra de la compañía, el colectivo de televidentes tomará como referencia cualquier enunciado endeble o yerro de la versión animada para negarle su valor propio. A merced de profundizar en la historia como tal, con la revelación de las motivaciones, este es el episodio con más cambios de secuencias, datos, desarrollo de caracteres, flashbacks y aunque parezca contradictorio reempleo de escenas. Sin embargo, el metraje gastado con este reciclaje parece pasar desapercibido por la abundancia de datos revelados y por la eficiencia del método expositivo al alcanzar los picos, llegados al 80% de cada episodio, lo que hasta ahora la hace parecer una correcta serie de historias auto conclusivas stand alone.

Acorde con el desarrollo presenciado, la consecución de guiños no hace más que reforzar la evidente estrategia de relajar la tensión de ciertos eventos, después de todo esta es una serie multipropósito que aglomera a diversos gustos. Tanto a nivel sugerido como evidente, se nos presenta la información en formato de análisis y procesos, es decir, recuerdos y acciones respectivamente. El simbolismo que impera durante la ejecución de estos métodos es una curiosa prueba de cómo por momentos la serie se toma en serio apelando a fórmulas universales que o bien pueden cuestionarse o motivarnos a seguir sólo el espectáculo. Como ejemplo de esto tenemos la sincronización de evocaciones de recuerdos de Canaan y María evidenciando el vínculo que adivinamos traspasará más adelante los límites de lo inocente; el rescate de una Canaan niña por parte de Siam en una sugerente disposición espacial vertical que hace cuestionar las motivaciones del soldado, pues la salva de ese abismo simbólico que representan los escombros para sumirla en el abismo del bajo mundo y los mercenarios; la compenetración de maestro y alumna en una comunión familiar desde lo evidente de un tatuaje idéntico hasta la sonrisa infantil más sincera, mucho más estéticos y eficientes que las secuencias de entrenamiento y prodigios innatos típicos del shounen; y finalmente las variantes del cromatismo visual percibido y su significado ligado a un pasado doloroso que se conecta con la muerte y el miedo a la soledad causada por los vínculos rotos, algo que perseguirá a la protagonista hasta el desenlace. Este equilibrio de situaciones y calma, de armonía nostálgica y melancólica, de recurso estético autocontemplativo es la suma de ese porcentaje de historia que precede al pico respectivo del capítulo, siendo los datos ofrecidos en los diálogos, planos y entre líneas lo menos espectacular, pero sí fundamental para trazar una historia coherente.

Santana a punto de hacer feliz a Hakko en la cama... con trucos de magia

Es interesante que en una serie que plantea la evolución de la relación amical de dos chicas ante la adversidad con un fuerte contenido homoerótico, pueda más allá de los tópicos del género realizar una diferenciación de caracteres por género a nivel estructural. Si en toda serie yuri los personajes masculinos son relegados a un plano secundario o no existen, al igual que su contraparte orientada a las chicas, aquí se opta por algo más interesante. Los varones en Canaan parecen privados de su capacidad de acción, de su motivación directa y física que si bien no es castración evidente sí separa el nivel de participación de géneros. La acción parece reservada a los personajes femeninos, incluso los secundarios – Yun Yun salvando a María es el mejor ejemplo de esto – mientras que los varones por el contrario son más cerebrales. Hasta ahora la actividad masculina ha sido relegada al discurso, a la contemplación y a la indagación, revelando lo limitado de su rol en la historia en el plano corporal; sin embargo, su accionar aunque subrepticio, es tan eficiente e importante como la reforzada una y otra vez relación de las protagonistas. Así, el recurso del desplazamiento fue inteligentemente eludido con la funcionalidad “elevada” de la razón y la acción para varones y mujeres respectivamente, compensación no del agrado de todos en un contexto de género, pero que funge de regulador a fin de cuentas.

¡Hey!, de dónde te estás agarrando Canaan

Para este episodio, el punto álgido corresponde a la expansión del perfil de un personaje, que al ser esta fase el cierre del tercio argumental está completamente justificado y por su naturaleza de espectáculo es tan bienvenido como los anteriores, o incluso más. El equilibrio expositivo cargado de drama y recuerdos durante las secuencias previas son vulneradas, alteradas y silenciadas por la presencia turbadora de una mujer que demostró incluso su versión de femme fatale, Alphard. Es cierto que desde el primer episodio pudimos ver el tipo de tratamiento que recibe el personaje, pero su mística termina de dibujarse aquí, con esa secuencia de combate final contra Canaan en la que sale victoriosa de una manera más que espectacular, llena de acción y service, de show vertiginoso y mortífero por su rapidez. El rol femenino de Alphard y su paradójica violencia fría, marca distancia incluso con las constantes referencias sexuales del capítulo – el acto de magia en la cama de Hakko, la degustación del postre de Yuri, la referencia a los pechos de Yun Yun y el pintalabios de la misma Alphard, situaciones que ahora se saben infaltables en la serie – transmutando su personalidad a través de la fuerza y un vigor tan malicioso como es el que resulta de la conjunción de lo masculino y femenino en ella. Alphard aparece para cambiar los hechos, para romper con esa calma ilusoria de la espera, pues incluso en los recuerdos su accionar es un detonador de emociones ya en los demás personajes o en el espectador – la revelación que la presenta como la primera en llamarse Canaan y el asesinato de Siam mueve a la actual Canaan. Este recurso es uno de rigor, considerando que se requiere de un villano absoluto, de un jefe final que dé la suficiente talla para el crecimiento de los personajes protagónicos y su trabajo en conjunto para sobrepasar las desavenencias presentes y las que están por llegar. En suma, este final fue un espectáculo muy agradable a fin de cuentas, con una Alphard que se roba el capítulo por completo, con el cierre más espectacular, que no sorpresivo, donde vemos a la serie ya encaminada y lista para desarrollar los elementos externos que certifican que la trama sucede en una ciudad donde el mundo, parcialmente, avanza con independencia de las voluntades de los personajes. A partir de ahora, suponemos, la dosificación de información se complementará con los twists argumentales.

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