La animación en sus inicios contaba con una consideración de fuente verdadera, capaz de realizar una crítica a la sociedad, y por lo tanto de mostrar la realidad del momento. Este aspecto es consecuencia, en gran medida, de las obras sarcástico-cómicas de los primeros años. Un claro ejemplo de esta visión, lo supone el uso de este tipo de estética para la realización de las obras de carácter propagandístico que se realizan durante la segunda guerra mundial.
Tras la llegada de la televisión, así como la imposición mayoritaria de la visión “Disney”, poco a poco la animación se va reservando en occidente a un público infantil, y alejándose por lo tanto de la realidad. Mientras que en occidente suceden estos aspectos, en Japón la situación es muy diferente.
El anime (y el manga) no se centran en un público exclusivamente infantil, por lo que la consideración de la animación (como formato estético) como un elemento capaz de mostrar la realidad, no se pierde en ningún instante. Esto se refleja claramente en la publicidad, mientras que en occidente se ha tendido a expulsar el dibujo animado de los spots publicitarios, este en Japón se mantiene con una gran fuerza y vitalidad.
Por ejemplo, el famoso estudio Ghibli a producido diversos comerciales siguiendo el estilo del “cartoon”, como puede ser “Umacha”, “Online shopping mal Shop-One” de 2000, la del periódico “Yomiuri”, “Risona Bank” de 2003, etc.
En occidente, progresivamente, se ha ido recuperando la animación en los spots, tanto como efecto como elemento integrante del anuncio. Pero a diferencia de Japón, el dibujo animado no es un formato apto para la publicidad, ya que este no posee la consideración de realidad que en Japón si puede tener. En occidente la forma predominante actualmente es la animación 3D creada por ordenador (No olvidemos que el 3D no es exclusivo del ordenador, ya que las obras de marionetas también son 3D.
Al igual que en el estilo de animación, la diferencia entre ambos universos no sólo se reduce a estos elementos, ya que también en el contenido se muestran diferencias.
En Japón, al estar más acostumbrados a la animación, en diferentes registros, y en occidente, decantándose por el registro cómico como estilo predominante; y esto se refleja en la publicidad animada que se produce, donde normalmente se opta por este registro cómico para la publicidad.
Por Iván Rodríguez
Tras la llegada de la televisión, así como la imposición mayoritaria de la visión “Disney”, poco a poco la animación se va reservando en occidente a un público infantil, y alejándose por lo tanto de la realidad. Mientras que en occidente suceden estos aspectos, en Japón la situación es muy diferente.
El anime (y el manga) no se centran en un público exclusivamente infantil, por lo que la consideración de la animación (como formato estético) como un elemento capaz de mostrar la realidad, no se pierde en ningún instante. Esto se refleja claramente en la publicidad, mientras que en occidente se ha tendido a expulsar el dibujo animado de los spots publicitarios, este en Japón se mantiene con una gran fuerza y vitalidad.
Por ejemplo, el famoso estudio Ghibli a producido diversos comerciales siguiendo el estilo del “cartoon”, como puede ser “Umacha”, “Online shopping mal Shop-One” de 2000, la del periódico “Yomiuri”, “Risona Bank” de 2003, etc.
En occidente, progresivamente, se ha ido recuperando la animación en los spots, tanto como efecto como elemento integrante del anuncio. Pero a diferencia de Japón, el dibujo animado no es un formato apto para la publicidad, ya que este no posee la consideración de realidad que en Japón si puede tener. En occidente la forma predominante actualmente es la animación 3D creada por ordenador (No olvidemos que el 3D no es exclusivo del ordenador, ya que las obras de marionetas también son 3D.
Al igual que en el estilo de animación, la diferencia entre ambos universos no sólo se reduce a estos elementos, ya que también en el contenido se muestran diferencias.
En Japón, al estar más acostumbrados a la animación, en diferentes registros, y en occidente, decantándose por el registro cómico como estilo predominante; y esto se refleja en la publicidad animada que se produce, donde normalmente se opta por este registro cómico para la publicidad.
Por Iván Rodríguez
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